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  1. Quiero rememorar con esta entrada una noche mágica, una noche distinta. Una noche vivida el 12 de Agosto de 2005 y que quiero volver a recordar de nuevo con todos vosotros.

    Eran exactamente las 21:03 horas de un caluroso viernes de agosto, cuando mi hijo mayor y yo nos dirigimos hasta el Foro Iberoamericano de La Rábida, que dista unos 20 Km. de nuestra casa. El calor sofocante se iba disipando al caer el sol y dejaba entrever la luna que nos acompañaría en los primeros compases del concierto.



    Llegamos al Foro muy temprano, aún quedada algo mas de media hora para que abrieran las puertas así que le dije a mi hijo que fuéramos por detrás a ver si podíamos ver a Miguel, pero no pudo ser. Nos dijeron que estaba haciendo algo de gimnasia para prepararse así que nos tuvimos que conformar con verlo sólo un momento desde unos de los ventanucos del foro. Aprovechamos el momento para charlar con la gente del backstage y los músicos que andaban por allí, Jaime Asúa, Andy Avello y Tito Dávila.
    Empezó la magia, ya que se prestaron amablemente a hablar con mi hijo, y Jaime y Andy se hicieron la primera foto, y luego otra más con los de sonido.



    Luego nos dirigimos de nuevo a la entrada y esperamos pacientemente para ocupar nuestro asiento muy cerca del escenario. A las 22:30 una voz en off nos anunció que faltaban 10 minutos para el espectáculo, voz que se repitió cinco minutos más tarde y por fin dijo “el espectáculo va a comenzar”.

    Toda la luz que nos envolvía se hizo oscuridad y vimos entre un espeso humo blanco como los músicos tomaban posiciones y comenzaban a interpretar “No mires hacia atrás”, Jaime anunció el ya conocido "Sras. y Sres. con Vds. Migue.l Rios" y saltó Miguel al escenario entre aplausos, silbidos, vítores y demás. El primer tema transcurrió con una anormalidad aberrante para un concierto de Miguel Rios, ya que todos permanecimos sentados cantando y aplaudiendo. Nadie de pie, nadie bailando, pero de pronto…


    De pronto terminó el “No mires hacia atrás” y encadenó el “Bienvenidos” y entonces si que de verdad comenzó el espectáculo. La gente, como poseida por un ritmo infernal saltó de sus asientos y tomo el foso del foro (un semicírculo que precede al escenario). Aprovechando que tenia asientos de pasillo cuidadosamente elegidos, tomé a mi hijo de la mano y salimos a bailar para ver al “gran maestro de cerca”. Y tan de cerca, por que mi hijo se las apañó para ponerse justo delante del escenario. Un paso más y se hubiera subido a cantar con Miguel.



    Del “Bienvenidos” al “Sueño espacial” y el delirio se apoderó de mí, de mí y de todos los que allí estábamos dando saltos y palmas como le gusta al de Granada.

    Algunos temas más, algún blues “BB que bebes” y ocurrió algo mágico, algo que mi hijo no olvidará en su vida. Llegó el momento de “Niños eléctricos” y Miguel se fijó en mi hijo que estaba saltando en primera fila, se acercó a el y le dijo “esta va por ti chulo”. ¿Se puede pedir más? Pues por pedir, que no quede. Al final del tema, Miguel se volvió a acercar a mi hijo y le dio la mano. No os cuento como se volvió, no os imagináis la felicidad en su rostro.




    Todo lo demás sería repetir lo de “magia”, “espectacular”, “conexión” y demas adjetivos que ya se han usado para describir los conciertos de Miguel Rios. Pero antes decía si aún se puede pedir más, y si señores, hubo algo mas.




    Al terminar el concierto con un “Himno a la alegría” coreado por todos los presentes, salimos del foro exultantes de alegría y como queriendo seguir con el sueño nos fuimos a la parte del foro por donde Miguel debía de salir y esperamos, muy poco. Y Miguel salio como siempre, abrumado, acompañado y rodeado de seguidores. Al llegar a mi altura me dirigí al el y le dije “Miguel, una foto con mi hijo, que ha estado todo el concierto bailando a pie de escenario”. Miguel lo miró y dijo “Hombre, mi amigo”. Le dio dos besos y un abrazo y posó para la foto sin prisas. Le di las gracias y nos abrazamos Miguel y yo y aún pude comentar con él que se iban de prisa a Málaga donde tocan esta noche, día 13.




    Toda una noche para recordar, para no olvidar. Me comentó Jaime Asúa que “Miguel está como nunca” y no se equivocó. Volvió a conectar, a enganchar, a cantar como nunca de bien, a hacer que nos dolieran las manos de tocar palmas. Todo fue magia y diversión.

    De vuelta a casa comentamos el concierto y al llegar yo caí rendido. Aún estuvo mi hijo hablando casi una hora con mi mujer de cómo lo había pasado, yo de mientras conciliaba el sueño pensando “ya hay un hijo más del rock & roll”.



    NOTA: Esta crónica figura publicada como fija en el Foro Oficial de Miguel Rios, en la sección "Los conciertos de los foreros"

    Además, fue elegida por el diario digital ElMundo.es para ser publicada el 25 de Octubre de 2005 en su edición especial TuMundo.es

  2. 1 comentarios:

    1. radioloco dijo...

      Este artículo ya lo leí en tu otro blog (winfield.es) y es muy bueno. Miguel Ríos ha sido, es, y será un genio.

      P.D.: Que pequeño se ve José en la foto, como hemos cambiado.

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